
Herpes Zóster
El herpes zóster, también conocido como culebrilla, es una infección viral causada por la reactivación del virus varicela zóster, el mismo que provoca la varicela. Después de que una persona ha tenido varicela, el virus no desaparece completamente del cuerpo, sino que permanece inactivo en los ganglios nerviosos. Años o incluso décadas después, puede reactivarse y causar herpes zóster, especialmente cuando el sistema inmunológico se debilita debido a la edad, el estrés, enfermedades crónicas o tratamientos inmunosupresores.
La manifestación más característica del herpes zóster es una erupción dolorosa, con ampollas llenas de líquido, que aparece en un solo lado del cuerpo, siguiendo el trayecto de un nervio. Esta erupción suele ir acompañada de ardor, picazón, sensibilidad al tacto y, en algunos casos, fiebre, malestar general y fatiga. El dolor puede comenzar incluso antes de que aparezcan las lesiones visibles en la piel.
Uno de los riesgos más importantes del herpes zóster es la neuralgia postherpética, una complicación en la que el dolor persiste durante meses o incluso años después de que la erupción ha desaparecido. Esta condición puede ser debilitante y afectar seriamente la calidad de vida de quienes la padecen.
Aunque el herpes zóster no se puede prevenir completamente, existen tratamientos antivirales que, si se administran de forma temprana, pueden reducir la duración y severidad de los síntomas. Además, actualmente existen vacunas eficaces para disminuir el riesgo de padecer esta enfermedad y prevenir sus complicaciones.
Si presentas dolor localizado, ardor o una erupción sospechosa, actúa a tiempo. Agenda una cita con la Dra. Lizeth Castillo para recibir un diagnóstico oportuno y el tratamiento adecuado. Tu salud y bienestar pueden protegerse con atención médica especializada.